Enviado a un monasterio, un chico de buena familia tiene problemas para rechazar sus pensamientos sexuales. Cuando ve al jardinero meando, no puede apartar los ojos de su enorme polla. Normalmente bastante tímido, se las arregla para llamar al obrero en un lugar apartado. El hombre mayor sabe lo afortunado que es por haber encontrado a ese chico rubio que parece tan ansioso por complacerle... ¡Échale un vistazo!