Ya se sabe que a los franceses les gusta el sexo y que son muy cafres. Estos cuatro chicos son un gran ejemplo de las fiestas sexuales parisinas y la práctica del libertinaje. Les encanta intercambiar sus parejas durante un par de horas y follar todo el día con otro chico delante de su pareja. Y lo hacen todos los días. Pollas grandes, pelotas llenas de semen, sin tiempo que perder, el sexo no es una necesidad, es un estilo de vida.